Cuando comenzamos con la alimentación complementaria, nuestro bebé empieza a probar nuevos sabores. Es importante que el pequeño pruebe los nuevos alimentos de uno en uno, esperando al menos siete días antes de pasar al siguiente. Así el niño se acostumbrará poco a poco e introducirá otros alimentos en su dieta.
En el útero materno, el bebé ya lo tiene muy claro
Los científicos han mostrado que ya en el vientre de nuestra madre somos capaces de detectar el sabor dulce en el líquido amniótico. Entre las semanas 24ª y 32ª de gestación el feto comienza a percibir el sabor dulce y el ácido. Una vez fuera del útero materno, el recién nacido va desarrollando poco a poco la gama completa de sensaciones que componen el sentido del gusto: dulce, ácido, amargo y salado.
En este proceso intervienen las papilas gustativas, cuyos nervios transmiten el mensaje al cerebro. La cantidad viene determinada genéticamente. Unas personas nacen con cientos de papilas, otras con miles. Así se explica cómo a tan corta edad, los gustos ya difieren de unos niños a otros, si bien los hábitos familiares también intervienen en su futuro paladar. También se ha demostrado que los alimentos que consumió la madre durante el embarazo determinan los gustos de los bebés.
Autora: Martina Rao.
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